Ya casi estamos llegando a ese temido momento que esperamos los padres con temor: tres meses de vacaciones.Días y días sin colegio, malas políticas de conciliación en general, un mes de vacaciones en el mejor de los casos y muchas veces sin casa en la sierra o pueblo de abuelos donde agarrarnos para no ahogarnos todos, unos de aburrimiento y otros de desesperación.
Y como madre, viviendo en Madrid no podemos quejarnos porque hay campamentos de verano para todos los gustos: artistas, deportistas, bicheros…
Chef Camp, la mejor opción
No podía faltar el campamento para cocinillas, para esos niños que siempre quieren ayudarte a cascar los huevos o que te piden confit de pato para cenar.
Con la moda Masterchef no podía faltar el que cada verano haya más niños aficionados a meter las manos en la masa, y nosotras encantadas por la parte que nos toca.
Pero más allá del famoso concurso, creemos que es muy importante este tipo de formación (aunque en este caso sea muy lúdica-festiva). Y vamos a explicarnos.
Comer es fundamental (y cocinar también)
Ya sea en una escuela o en tu casa, que los niños aprendan a cocinar creemos que es fundamental para que aprendan a comer bien.
Según un estudio realizado por investigadores de National Geographic, una persona con promedio de vida de 78,5 años puede llegar a ingerir un total estimado de ¡50 toneladas de comida! Eso es mucha comida como para comer cualquier cosa o dejarlo pasar como una actividad vital pero sin darle la importancia que tiene.
Es una pena pero hay colegios que el propio menú deja mucho que desear lo que provoca niños asqueados que hacen ascos a verduras o pescados en general, porque no han aprendido, no les están enseñando la gran variedad que hay y la enorme diversidad de recetas para comerlos.
Y también hay casas en las que no se come bien, y es raro que si unos padres comen mal su hijo no haga lo mismo. Bien es cierto que se puede dar la inversa, y hemos escuchado muchos casos de familias que comen fenomenal pero sufren con unos hijos mal comedores. En estos casos solo queda tener paciencia.
Es verdad que hay gente que nos disfruta comiendo y por tanto, menos de cocinar. Pero quizás en un momento determinado de la vida vean la necesidad de comer mejor por una cuestión de salud. Las motivaciones que te llevan a la cocina pueden ser muchas, y en nuestros fogones podemos dar fe de que son muchas las causas que te llevan a querer comer mejor.
Pero en general los niños tienen una oportunidad buenísima de aprovechar y aprender a disfrutar comiendo, cocinando y descubriendo lo que les gusta y lo que no, probando y sobre todo dándole la importancia que tiene al proceso que tanto tiempo de nuestras vidas nos ocupa.
Si nos preguntaran (y creo que Juan Llorca estará de acuerdo) haríamos asignatura obligatoria de nutrición y cocina. Porque si quieres adultos que coman bien, no hay que olvidarse de los niños y no alejarles de la cocina. Ya hemos hablado de lo bueno que es cocinar con ellos.
Un día en nuestro campamento
Siempre digo que no conozco mejor equipo de cocina que uno formado por niños y adolescentes. Trabajan una barbaridad y siempre están contentos! Básicamente desde que entran en la escuela y se ponen el delantal, tras lavarse las manos (fundamental la higiene aqui) no paran de cocinar.
Usamos las recetas para aprender de todo: técnicas de corte, básicos en la cocina, historia de la gastronomía de aquí y de otros países, anécdotas relacionadas con los platos… y nos cuentan tantas cosas divertidas que deberíamos escribir un libro.
Hacemos varias paradas para comer, porque no se pueden hacer tantas cosas ricas y no pobarlas sobre todo si tienes entre 8 y 15 años. En torno a la mesa se aprenden también muchas cosas y es sorprendente lo que se ayudan entre ellos.
Muchos padres se preocupan por el tema de mezclar edades. Y creo que no hay nada más enriquecedor y después de 8 años organizando este campamento afirmamos que en la cocina no hay edad.
Hay buen rollo, mucha comida y muchas manos currando.
Pasta fresca, paella, tortilla de patatas, croquetas, albóndigas, pan, pizza, helados, batidos, tabletas de chocolate, más pan, tartas… hacemos de todo! Al terminar el campamento se llevan un recetario tremendo para seguir practicando en casa.
Por eso siempre decimos que este Chef Camp es el doble de útil porque con suerte tu hij@ te hará las cenas este verano!