
La creatividad, la innovación y la originalidad, además de la calidad de los productos, son rasgos que perseguimos en las elaboraciones de las comidas y cenas para que nuestros comensales y nosotros mismos disfrutemos, además de la compañía y del cariño, de las sensaciones que nos aportan unos buenos alimentos, bien cocinados y bien presentados.
Pero si una característica define las comidas es la cantidad y la variedad de alimentos que disponemos en nuestras mesas. Aperitivos, entrantes, principales, postres, bebidas… que si además tenemos comensales con alergias alimentarias o preferencias de algún tipo (veganos por ejemplo), pues ¡aún se nos puede multiplicar la cosa!
Pues bien, sin renunciar a la calidad, ni a la cantidad ni a la creatividad, sino todo lo contrario, las comilonas son un magnífico momento para sacar partido a la cocina de aprovechamiento. Con recetas fáciles e ingredientes sencillos podemos transformar un plato que cenamos en la comida del día siguiente. La cocina de aprovechamiento no quiere decir que tengamos que comer exactamente lo mismo un día tras otro. Pero hay que evitar el desperdicio alimentario a toda costa. Tres importantes razones para ello: económicas, sociales y ambientales.
Aunque en origen también se pierden muchos alimentos por mal aspecto o daños superficiales principalmente, el desperdicio de alimentos por parte de nosotros los consumidores normalmente se puede evitar, ya que está relacionado esencialmente con malos hábitos de compra y consumo, así como por una inadecuada gestión y manipulación de los alimentos. Es decir, como consumidores finales podemos hacer mucho a la hora de comprar y cocinar por evitar el despilfarro. Vayan unas pocas cifras, aunque poderosas, para llamar nuestra atención y replantearnos algunas malas costumbres. Según el Informe de Desperdicio Alimentario 2019 del Panel de cuantificación del desperdicio alimentario elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España (www.menosdesperdicio.es), en el año 2019 se desperdiciaron un total de 1.352.481.877 kg de alimentos, de los cuales 206.385.648 kg eran recetas elaboradas. El resto constituyen productos comprados directamente sin utilizar. Una auténtica barbaridad que a buen seguro podemos evitar. Otras cifras para pensar son los 2.774.474 de hogares que desperdiciaron alimentos directamente desde el plato y los 4.143.093 que lo hicieron desde la nevera.
Las pérdidas económicas derivadas del despilfarro resultan más que evidentes, pero hemos de atender igualmente a las consecuencias sociales y ambientales. Actualmente, alrededor de 690 millones de personas padecen hambre y 3 000 millones no pueden permitirse una dieta saludable. El hambre ha ido en aumento durante los últimos cinco años y la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) está poniendo en peligro la seguridad alimentaria y nutricional de hasta 132 millones de personas más. Sin embargo, se siguen perdiendo y malgastando alimentos (Fuente: FAO 2020).
Y en cuanto al medio ambiente, la pérdida y desperdicio alimentarios constituyen un gran obstáculo en la lucha contra el calentamiento global. Sólo el desperdicio de alimentos, según resalta el Informe Especial sobre Cambio Climático y Tierra del IPCC de 2019, es responsable de entre el 8% y el 10% de todas las emisiones de efecto invernadero que genera el ser humano. ¿Sabías que la ternera, la mantequilla o el aguacate son algunos alimentos que contribuyen de forma elevada al cambio climático? ¿Y que las manzanas, las legumbres y los mejillones son de los que menos carga tienen? (Fuente: The Lancet 2019). Además, la energía y el agua que utilizamos al cocinar también son recursos que debemos utilizar adecuadamente, ya que son limitados y en el caso de la energía tiene un alto coste ambiental.
Ante el difícil reto medio ambiental que tenemos ya encima, es necesario impulsar una forma de ver la comida desde todas las perspectivas: social, económica, cultural, ecológica. Te propongo seguir unos sencillos consejos para contribuir a ello:
⦁ Planifica los menús
⦁ Compra lo que necesites
⦁ Congela
⦁ Reinventa platos
⦁ Cuéntales a todos que estás contribuyendo a cuidar el planeta
Almudena Sánchez
@almambiental
alsarod@hotmail.com